Las calabazas no son sólo para decorar. También son platos sanos y sabrosos, perfectos para cualquier cena de otoño o invierno. La calabaza es un tipo de calabaza de invierno que, cuando no está cocida, se conserva durante mucho tiempo siempre que no se perfore la piel. Esto significa menos viajes a la tienda de comestibles. Cuando estés listo para cambiar ese centro de mesa de calabaza decorativa, puedes reutilizarla para una sabrosa cena. Este tipo de calabaza se cultiva en una vid y tiene un sabor similar al de la calabaza. El sabor se describe como dulce y a nuez y se intensifica a medida que la calabaza madura. Es un hecho poco conocido que la calabaza es técnicamente una fruta. Sin embargo, aunque forme parte de la familia de las frutas, puede utilizarse y cocinarse como una verdura. La calabaza es un plato principal o una guarnición saludable, ya que tiene un alto contenido de fibra, magnesio y potasio. Esta combinación ayuda a reducir el colesterol y puede ayudar a controlar y prevenir la diabetes. La calabaza también tiene un alto contenido en vitaminas como la C, la A y la E. La vitamina C ayuda a reparar los tejidos y a reforzar el sistema inmunitario. También ayuda a prevenir enfermedades como el escorbuto. La vitamina A es necesaria para la salud de los ojos. La vitamina E también ayuda a mantener la salud de los ojos y refuerza el sistema neurológico. Si quieres añadir una verdura sana y sabrosa a tu cena de Acción de Gracias, pero quieres algo un poco más singular que la típica cazuela de judías, la calabaza es una gran alternativa. Esta receta de calabaza es fácil y sabrosa: basta con partir la calabaza, sacar las semillas, sazonar y hornear. Este plato rápido hace que la limpieza sea también rápida y sencilla. Cómo conservar la calabaza fresca durante meses